Según un estudio publicado recientemente por el <British Journal>  el consumo de benzodiazepinas a largo plazo puede estar relacionado con la enfermedad de Alzehimer.

Actualmente millones de personas consumen este tipo de medicamentos, sobre todo, las personas mayores como remedio para la ansiedad y los problemas del sueño. Se estima que el ingreso del mercado global de medicamentos para el insomnio alcanzará los 9 mil millones de dólares en 2015, de acuerdo con Global Industry Analysts. El consumo a largo plazo de esta medicación  podría estar ligado a un mayor riesgo de sufrir Alzheimer.
En el mundo, actualmente hay 36 millones de personas con demencia y se espera que dicho número se duplique cada 20 años, llegando a 115 millones en 2050. Aunque ya existían estudios que sugerían la relación entre benzodiacepinas y un mayor riesgo de demencia, un estudio de la Universidad de Burdeos y el Hospital Universitario de Montreal, Canadá, mostraron resultados concluyentes.
Se analizó la posible relación entre benzodiacepinas a largo plazo y el riesgo de padecer alzhéimer, simultáneamente se estudió la relación dosis-respuesta. Compararon a 2,000 adultos mayores a 66 años, que padecían la enfermedad de Alzheimer y habían sido recetados benzodiazepinas, con 7,000 personas sanas de la misma edad y viviendo en la misma comunidad de Quebec, Canadá.

Los resultados concluyeron que el consumo de benzodiazepinas durante al menos unos meses se asoció a un mayor riesgo de alzheimer (hasta un 51%). Esta relación se hacía más fuerte a medida que aumentaba el periodo de tiempo que habían sido consumidos estos medicamentos. No obstante, los expertos señalan que aunque la naturaleza de esta relación no es definitiva, sus datos refuerzan la continua sospecha de que exista una relación directa, y sugieren que el uso de benzodiacepinas también podría ser uno de los marcadores precoces de una enfermedad asociada con mayor riesgo de demencia.
Sin ánimo de demonizar las benzodiazepinas, ya que son «herramientas indiscutiblemente valiosas para el manejo de los trastornos de ansiedad y el insomnio transitorio», dicen los investigadores, sí que advierten que los tratamientos «deben ser de corta duración y no superior a tres meses».

El consumo de benzodiacepinas se puede reducir considerablemente con diagnósticos realmente adaptados a la patología subyacente al síntoma. En España el consumo de benzodiacepinas es muy elevado. Según la Agencia Española de los Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), el consumo de ansiolíticos está por encima de la media europea. Se calcula que un 11% de la población española puede consumir estos medicamentos, cifra que puede haber aumentado por la situación económica que atraviesa nuestro país. Por eso, los autores de este trabajo, subrayan que «es el momento de alentar a los médicos a sopesar cuidadosamente los beneficios y riesgos al iniciar o renovar un tratamiento con benzodiazepinas y productos relacionados, especialmente en los pacientes de edad avanzada».

¿Existe alternativas al uso prolongado de benzodiacepinas?

Según un estudio español la atención psicológica en los servicios sanitarios de atención primaria reduce el consumo de tranquilizantes. Estas son las conclusiones del primer ensayo clínico realizado en España sobre el tema. En él participaron más de un centenar de profesionales sanitarios de cinco comunidades autónomas, sobre 300 pacientes, y que fue expuesto en la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS).

El presidente de la SEAS, Antonio Cano, afirma que España es el segundo país de la OCDE en consumo de tranquilizantes, solo superado por Portugal: «Hemos sobrepasado con mucho el máximo al que deberíamos atender, que son 24 dosis diarias por mil habitantes. En 2010 ya estábamos en 59». Y sin embargo, «la presencia del psicólogo en la atención primaria prácticamente no existe en España”.

En este mismo sentido, la vicepresidenta de SEAS y organizadora del congreso, Itziar Iruarrizaga, también reivindica la importancia de la asistencia psicológica en los servicios de endocrinología, porque «en el país de la dieta mediterránea» existe «un severo problema con el sobrepeso y la obesidad», trastornos que están relacionados en muchos casos con desórdenes emocionales.

«Vivimos en una sociedad cada vez con más posibilidades. Tenemos cubiertas nuestras necesidades básicas, pero cada vez hacemos más cosas, tenemos que acelerarnos para hacerlo todo más deprisa y ese proceso genera estrés y ansiedad», según Cano. También advierte, «nuestro cuerpo no es una máquina perfecta, podemos activarnos para rendir más, pero a la larga necesitamos desactivarnos y si eso no se produce aparecen los problemas físicos y mentales».

Benzodiazepinas vs. Emociones

Las benzodiazepinas son en muchos casos recetadas ante síntomas que derivan de un malestar emocional, e únicamente combate los síntomas pero no erradican el trasfondo. Es por ello necesario que el paciente esté informado “sobre emociones y desórdenes, cómo se generan, cómo pueden ser reversibles. Requiere entrenamiento en habilidades, ensayar y repetir conductas para que al final se convierten en hábitos”.

A juicio de este experto y en virtud de los resultados del ensayo clínico sobre la materia, «con este tratamiento casi todos los problemas emocionales se resuelven sin necesidad de psicofármacos».

Por su parte, Iruarrizaga relaciona ciertos trastornos emocionales como causa, y en ocasiones también consecuencia, del sobrepeso y la obesidad. «De cada diez niños españoles uno es obeso y otros dos tienen sobrepeso. Hemos equiparado las tasas estadounidenses en infantes y esto redunda en importantes trastornos relacionados con la obesidad”.
Esta profesora, señala que es importante una mayor presencia de psicólogos en los servicios de endocrinología, cree que las causas del sobrepeso en niños se deben tanto a factores económicos como a control de impulsos, si bien advierte a los padres sobre la relación del refuerzo positivo con la ingesta de determinados alimentos.

«Existen alternativas a la ingesta de comida para sentir placer o combatir el aburrimiento», añade para explicar también que aunque para el sobrepeso afecta a la mujer de forma negativa a su ansiedad y estado de ánimo, «curiosamente» los varones con sobrepeso tienen una menor tasa de suicidio, quizá porque se sienten más satisfechos con su vida laboral y relaciones personales.

 

Fuentes:

El apoyo psicológico en atención primaria consigue reducir el abuso de los tranquilizantes.

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