El artículo de hoy lo dedicamos a las emociones positivas y al gran poder de contagio que tienen.

En el siguiente vídeo observamos a una persona que llega a un espacio público donde hay sujetos totalmente desconocidos, ésta comienza a reír espontáneamente aumentando la intensidad de la risa progresivamente. Veamos qué ocurre con las personas que observan a la otra reír:

Alguna vez os habéis planteado, ¿por qué las emociones son tan contagiosas? Como vemos en el vídeo, basta con que una persona se ría para que, sólo el sonido, evoque en nuestro cerebro una respuesta preparando a nuestros músculos faciales para sintonizar esta emoción.  Y es que, según diferentes investigaciones, todo apunta, a que las emociones fuertes sincronizan la actividad cerebral entre distintos individuos.

Según el profesor profesor Lauri Nummenmaa de la Universidad de Aalto, Finlandia: “Compartir otros estados emocionales proporciona a los espectadores un marco neural y somatosensorial que ayuda a  comprender las intenciones y acciones de los demás. Y es, esto mismo, lo que permite conectar con ellos. Todos estos procesos cumplen una misión importante en el ser humano, facilita la interacción social y los procesos grupales.

Los resultados, no sólo tienen implicaciones importantes para los actuales modelos neuronales sobre las emociones humanas y el comportamiento del grupo, sino también, para profundizar en nuestra comprensión de los trastornos mentales que implican el procesamiento socioemocional anormal”.

Por otra parte, investigadores de la University College del Imperial College de Londres mostraron, en un artículo en el Journal of Neuroscience, que existía un posible mecanismo para la risa contagiosa. De este modo, los sonidos positivos como risas o aplausos, desencadenan una respuesta en el el área premotora del cerebro que escucha, este área es la que se activa cuando sonreímos y se encarga de preparar los músculos faciales para la risa.

Y como afirma la Dra Sophie Scott:

“Parece cierto, que si ríes el mundo reirá contigo”

Además Sophie afirma que es sabido que cuando pasamos un tiempo hablando con una persona tendemos a imitar su comportamiento, copiamos algunas palabras que usa e imitamos sus gestos. Ahora queda demostrado que no sólo ocurre con el lenguaje (verbal y corporal) sino que (al menos) a nivel cerebral la risa también es contagiosa.

Además los investigadores, mediante resonancia magnética funcional, encontraron que ante sonidos positivos (risas y aplausos) y sonidos desagradables (como gritos o sonidos de náuseas).  Se encontró, que los sonidos positivos, tienen un mayor impacto a nivel cerebral, pues evocan una respuesta mayor, que cuando se trataba de sonidos desagradables. Y se contagia más fácilmente que emociones negativas.

Por tanto, según estas investigaciones, es más fácil que se contagien las emociones positivas que las negativas. Y si esto es así, ¿Qué hacemos sin lanzar todos los días mínimo una sonrisa?

Clínica Emae te anima a lanzar, al menos, una sonrisa al día.

Referencias:

http://www.sciencedaily.com/releases/2006/12/061212213922.htm

http://www.livescience.com/9430-study-laughter-contagious.html

 

Autora: 

Esperanza Merlos Fernández, Psicóloga en Clínica Emae