El Floortime es una técnica que fue creada por el psiquiatra estadounidense

Stanley Greenspan en la década de los 90, con el fin de intervenir

especialmente con niños con trastornos del espectro autista (TEA). Éstos

presentan fundamentalmente problemas en el desarrollo de la interacción

social y de la comunicación, y un repertorio muy restringido de actividades e

intereses.

No obstante, gracias a los estudios científicos que se han realizado para

demostrar su validez y fiabilidad, podemos afirmar que no sólo esta técnica

beneficia a niños con TEA exclusivamente, sino también a niños que padecen

algún tipo de trastornos del neurodesarrollo tal como discapacidad intelectual,

hiperactividad, trastornos motores, trastornos de comunicación, etc.

Con la aplicación de esta técnica se pueden obtener algunos de los siguientes

beneficios:

 Al interesarse por las diferencias individuales de cada paciente

independientemente del tipo de diagnóstico dado, nos permite observar

cómo va progresando cada niño en concreto conforme va avanzando en

las etapas del desarrollo.

 Proporciona pautas sencillas que permiten la generalización del

aprendizaje a otros contextos distintos al terapéutico, como es el hogar o

el colegio, fortaleciendo lo aprendido en cada sesión.

 Permite la participación activa de los padres en el proceso de

aprendizaje de sus hijos, por lo que además de potenciar las habilidades

del niño, ambos pueden pasar un rato divertido juntos.

 Estimula los vínculos emocionales del niño con su entorno, a través de

la participación del adulto en el juego simbólico, apelando en todo

momento los intereses y motivaciones del niño.

 Potencia las habilidades comunicativas del niño a través del proceso de

interacción entre éste y el adulto, al permitir que el niño tenga su propia

iniciativa.

 Permite que el niño use sus propias emociones, deseos o intenciones

con el fin de guiar su comportamiento y pensamiento, y poder así,

adaptarse al entorno que le rodea.

 Mejora la atención y concentración del niño al tener que ser él el que

seleccione el objeto del juego y el que dirige los círculos de

comunicación, además de prestar atención a lo que el adulto vaya

aportando a su juego.